Chocking game

El «Juego de la asfixia» (CG) es una búsqueda de emociones. Se trata de una actividad en la que la autoestrangulación. o estrangulamiento por otra persona es usada para restringir, debido a una compresión vascular cervical, el oxígeno que fluye hacia el cerebro, induciendo un estado eufórico breve e intenso causado por la hipoxia cerebral.,

Los jóvenes que se involucran en este comportamiento de riesgo describen una experiencia de placer, lo que viene a llamarse un «subidón», antes de perder la conciencia. Cuando se recupera el flujo de sangre en el cerebro y se restaura la conciencia, además, parece producirse otro «subidón».

Esta especie de asfixofilia conecta dos fuentes de euforia: el placer erótico y la hipoxia (falta de oxígeno). Cuando privas al cerebro de suficiente oxígeno, las neuronas comienzan a estresarse y a producir el neurotransmisor glutamato., El cerebro responde a esto al liberar un bloqueador del receptor (las beta endorfinas) para prevenir la captación de glutamato en la brecha sináptica, lo que evita la sobrecarga de glutamato y la pérdida adicional de células cerebrales. Este bloqueo del receptor contribuye al estado hipóxico lúcido, semi-alucinógeno.

La liberación de β-endorfina en el hipotálamo y la hipófisis también contribuye a la euforia hipóxica., La endorfina β sirve como ligando natural del cuerpo para el receptor opioide μ y activan la liberación de otro neurotransmisor, la dopamina, especialmente en el área tegmental ventral del mesencéfalo, que activa los circuitos de recompensa, de ahí que pueda producirse una especie de «adición» a estos comportamientos.

Para lograr el estado de Inconsciencia hetero o auto inducida se despliegan una gran variedad de técnicas: hiperventilación, estrangulamiento con pañuelos o ligaduras o las manos, compresión del pecho y sobre todo del cuello., Ante la abundancia de información de esta práctica potencialmente mortal a través de YouTube se ha reportado un aumento de los casos de juego de la asfixia, debido a una falsa «normalización» de la actividad, y de sus consecuencias: dolores de cabeza, cambios de comportamiento, confusión, pérdida de memoria a corto plazo, episodios recurrentes de síncope, crisis epilépticas, hemorragias retinianas, deterioro visual, daños neurológicos, y ocasionalmente la muerte.

Según una revisión sistemática de la literatura científica, la prevalencia de participación en esta práctica es del 7,4%., de la población. Especialmente en adolescentes varones (aunque esto no se replica en todos los estudios). Esta práctica se relaciona, de forma inequívoca con niveles elevados de síntomas depresivos y de trastorno negativista u oposicionista desafiante. Según este modelo que afecta a la regulación emocional, el juego de la asfixia representa, con frecuencia, un intento de disminuir los sentimientos depresivos (incluyendo las emociones negativas) o de afectación disfórica del afecto (adolescentes perpetuamente enfadados y estresados «con el mundo»).

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